miércoles, 24 de agosto de 2011

NI FÚ, NI FÁ

Queremos ir de modernos pero, en nuestros fondos más íntimos, de toda la vida hemos sido más antiguos que peinarse con colonia. Volvemos a la sandwichera en el pelo, nos ponemos guatas, llevamos las gafas de betty la fea y hasta calzamos las bambas que usaba el abuelo. Esto es asi por más que tratemos de negarlo. Disfrutamos con carnets trucados en nuestras impresoras de la piscina del Mercantil, hacemos filigranas por no faltar al vermouth del domingo aunque nos cueste un duro reenganche desde el sábado por la noche, fabricamos pulseras con chapas de las latas de coca-cola y emulamos a Bertin Osborne en los karaokes. Seguimos poniéndonos más cerdos con el churrasco que con el sushi, nos manejamos mejor con el lápiz de ojos que con el eyeliner, con la cuchilla de afeitar que con la máquina eléctrica, preferimos los huevos de casa de la abuela a los del super, hacemos excursiones a Valença para comprar toallas, trapos de cocina y calcetines (OJO;cinco pares, tres euros).
Bien, no debemos avergonzarnos. Es tan fácil como admitir que todos en alguna ocasión nos hemos dejado envolver por los labios carnosos de Parada esperando la película de cine de barrio. Mucho menos violento que reconocer un verano en Puerto Banús con la visa temblando por dejarnos llevar por programas como Arena Mix para luego pasarnos el resto del año haciendo botellones de dyc en la intimidad de nuestras casas de 45 metros cuadrados o compartidas en comunas mal avenidas, comiendo pasta de hacendado hasta hartarnos y estrenando ropa el fin de semana sin quitarle la etiqueta para devolverla de nuevo el lunes.
Somos criaturas inquietas, nos gusta tanto revolver en una feria como hacernos los snobs en las salas de exposiciones, apuntarnos a yoga para luego ir a Monegros, relajarnos en spas y hacer puenting, apuntarnos al gimnasio y llevar el coche hasta la puerta, comer, vomitar, rezar y cagarnos en dios, pagar a plazos, disfrutar en el momento...
Normal que amemos a Punsset, él se aparece el domingo después de toda esta locura y nos cuenta la milonga de las células y la genética, la felicidad y el bienestar, el enamoramiento y todos los blas del mundo y nos hipnotiza de tal manera hablando a dos voces y en dos idiomas, que nos quedamos acojonados, traspuestos en el sofá, sin argumentos, con la pizza fría y el facebook sin actualizar.
Y tenemos cerveza en la nevera, porque hicimos fiesta en casa y sobró, porque siempre que estamos de fiesta pedimos cerveza como si nos fuésemos a morir y entendemos que con toda la cagada de ser antiguos, inquietos y a menudo contraproducentes para con nosotros mismos, tener cerveza, conexión a internet y pilas en el mando de la tele nos da para hacernos un traje de noche con la batamanta y convertirnos en auténticos dioses del futuro.

2 comentarios:

  1. Cariño... Me conquistas cada día en nuestras camas gemelas atornilladas a la pared...

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  2. esta noche es noche de envolver el crucifijo en sábanas... misionero y a pasar la hucha del domund!

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