viernes, 16 de septiembre de 2011

SÍ... CARIÑO... SON LOS PADRES...

Cada día al despertar, más o menos como deslegañador (suena a luchador de WWF), utilizamos estos párrafos para abriros una ventana, de doble ventanal, al mundo y contaros cosas para que os mantengáis despiertos y os deis cuenta que todo es como parece y que nos perdemos en lo grande sin fijarnos en los pequeños detalles (vaale... ayer vimos una película de la extinta Meg Ryan y nos gustó la frase...)

Hay muchas cosas por las que dar gracias, anglicanos o protestantes, incluso las misas gospel de Sister Act 2 daban continuamente las gracias cantando y bailando más que Juana de Arco chorreando gasolina, a ritmo de la famosa Oh happy day! (todos la estamos coreando en nuestras cabezas) o Bless your father, my Lord... A lo que por ahí empezamos, todos tenemos un padre que es Dios y una madre que es la Virgen (que no es que sea la ostia nuestro padre y nuestra madre la reostia) Veis, ya estamos blafemando, nos encanta hacerlo..., pero así se introduce nuestro tema de hoy LOS PADRES.

Obviando ya el 'padrenuestroqueestasenloscielos' y el 'avemaríacuandoserásmía', todos hemos sido engendrados por un hombre y una mujer (ahora empieza a sonar la canción de Erase una vez la vida y nos trasportamos a 5º de EGB y la semilla y su puta madre...) No, todos nacemos de un polvo, quizá alguno de nosotros de una violación en un descampado o somos el primer bebé invitro, pero lo normal es que hayamos nacido de un kiki (palabra muy apropiada porque hay a gente que le suena a animal o fruta Australiana) da igual donde, si en un Simca 1000 o en una cama con el techo de espejos, da igual si fue de penalti o tras quince años de matrimonio, da igual que seamos hijos de algún repartidor o que queramos hacernos la prueba del ADN para demostrar que somos hijos de Julio Iglesias o el Cordobés o de Belinda Washington...

Todos tenemos, o tuvimos, dos padres. La reflexión de hoy no excluye a los huérfanos de la guerra del Vietnam, los adoptados camboyanos, los hijos metidos en cestas a la puerta de un convento, a los abducidos por Mudler y Skally, ni a los hijos de puta... Gracias a Dios (estoy hablando más de Dios que PopularTV) tenemos algo o alguien que son nuestros progenitores... De pequeños está bien porque aunque trabajen se desviven por nosotros y por nuestras actividades paraescolares, cualquier mierda de barro que hagamos les parecerá monísima, nos obligan a comernos los famosos callos que hace la abuela, que como casi no ve no les quita los pelos del todo, nos compran ropa de más o menos gusto y nos pasean orgullosos como diciendo "sí, tengo semen y óvulos, no como tú frígida estéril"... Vamos creciendo y van cambiando tornas y normas y las notas hacen que no nos dejen movernos de nuestras habitaciones, probamos alcohol y porros que nos gustan más que las tartas de moka que nos compran para nuestros cumpleaños, donde hay más mediasnoches de chorizo que regalos e incluso dejamos de hablarles, les vituperamos y nos damos la licencia de darles portazos...

Llega la época de la universidad y la división de opiniones sobre nuestro futuro profesional, y nuestros padres están allí para obligarnos a hacer una carrera (si no nos hemos quedado embarazados todavía o no estamos haciendo un módulo de peluquería) porque para eso ellos pagan, y pagarán nuestros 8 años de una carrera de 3 en otra ciudad con un piso que te cagas, que se usa para todo tipo de actividades no lectivas, y una habitación donde hay más fluidos que apuntes... (suerte que nuestros padres no trabajan en CSI Las Vegas) Tal que pronto se acaba esa dorada época universitaria (no nos entretenemos más en este tema, porque se tratará más adelante) nos toca la vuelta a casa; no así en casos excepcionales de estos que los contratan a mitad de carrera (nunca entenderemos qué tipo de contorsiones tuvieron que hacer para conseguirlo) o que consiguen empleo nada más poner un pie en el mercado laboral y pueden directamente emanciparse o encontrar por chat una pareja en Guatemala y largarse en busca del reeencuentro del amor...

A los que no nos pasa eso volvemos a nuestra cárcel familiar... Sin un duro, intentando hacer incursiones en el mundo de la hostelería, del pequeño o gran comercio... si no hay más cuenta bancaria paterna para hacer masters o prácticas extranjeras (el nombre lo dice todo) que prolongarán un poco más nuestro espejismo de vida universitaria... Si no lo que nos toca es volver a las cuatro paredes que están todavía tal cual cuando teníamos 17 años, la habitación barco, con la estantería con la colección de libros del Barco de Vapor, y el barco metido en la botella de cristal... O en otros casos la habitación de colcha (sí aquellas cosas que habían antes de los nórdicos, no esos que nos tiramos en Escandinavia, si no los edredones) rosa de raso, nuestra colección de barbies con el pelo como un estropajo de peinarlas o en trasquilones, pero en exposición igualmente y nuestro poster de Rick Owen...

Al volver a casa nos damos cuenta lo fácil que es ganar kilos, engancharse a series y tener que pedir dinero hasta para cagar un pedo fuera de casa, y vuelve la paga semanal, y en muchos casos tener que llegar a casa a una hora tempestiva, a no ser que le hagamos a nuestros padres el truco Madelein Mcan

No vamos a hablar de los complejos de Edipo y de Electra, no entraremos en complejos, nos gusta más el de Príapo... Y aún encima el Ratoncito Pérez, Papá Noel y Los Reyes Magos son los padres... todo copado lo tienen...

Aún no lo somos..., comeremos huevos pero mientras no fertilicemos y tengamos hijos PLATINO Y TÚ también somos padres de algo... Del blog y cada día está más malcriado...

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